La educación canina abarca desde obediencia, modificación de conducta, estimulación física o intelectual, mejora del vínculo con la familia hasta liderazgo.
El objetivo es solventar problemas de comportamiento como destrozos, tirones de correa, ladridos excesivos, agresividad, miedo, entre otros y conseguir un perro equilibrado adaptado al entorno en el que vive, aumentando así tanto su calidad de vida y bienestar como la de las personas que lo rodean generando un ambiente más agradable y mejorando, por tanto, la convivencia entre todos.
Para conseguirlo se lleva a cabo un programa individual y personalizado en el que se realiza un estudio del caso para determinar las causas que llevan al individuo a dichos comportamientos y como revertirlos para lograr los resultados deseados.
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